11 Septiembre 2011
Comienzan nuestras vacaciones por las misteriosas y
excitantes latitudes asiáticas, va a ser nuestra primera toma de contacto con
este continente y estamos muy emocionados, en los meses anteriores hemos leído
mucho sobre esta región y nos ha puesto los dientes largos, queríamos ir un
poco a nuestro aire y como no conocíamos demasiado sobre Asia queríamos hacer
una primera toma de contacto, decidimos que en Tailandia solo nos moveríamos
por Bangkok, es la excusa perfecta para tener un motivo para volver... En
principio nos hubiese gustado incluir algo de Vietnam, pero después de leer
mejor dejarlo para otro viaje que nos permita tener mas tiempo.
Nos encaminamos hacia el aeropuerto, el vuelo lo hacemos de
noche, con escala en Zurich. Salimos de Madrid con un retraso de 20 minutos, lo
que provoca que tengan que esperarnos en la ciudad suiza para que pueda salir
el avión con destino Bangkok. 12 horas después aterrizábamos en la capital de
Tailandia, con el cambio de hora de la zona ya era el día siguiente.
12 Septiembre 2011
Ya son las 15:45, hora local, las cinco horas de diferencia
y el retraso inevitable del control de pasaportes, hacen que casi perdamos un
día, tras cambiar la moneda, coger un mapa de la ciudad y un taxi para el que
nos habían escrito la dirección en tailandés, nos dejaron en la puerta del
hotel. El hotel nos sorprendió gratamente, ya que habíamos cogido un 4
estrellas, pero una vez dentro descubrimos que tenia instalaciones de 5. Nos
acompañaron a la habitación donde pudimos descubrir una suite de 50 metros
cuadrados, con una pequeña cocina incluida.
Nos refresquemos un poco, ya que la humedad hacia que el
calor fuera sofocante, y nos fuimos a dar una vuelta por Siam city, el distrito
comercial y financiero. Según salimos por la puerta del hotel, descubrimos con
sorpresa que la ciudad era un gran bazar nocturno, tenderetes con todo lo
imaginable como articulo de venta se extendían a ambos lados de la calle, y el
olor de comida y especias inundaba la ciudad. Gentes de todas las razas y
religiones se mezclaban en un caos perfecto. En la primera noche no nos
atrevimos a probar la comida tailandesa, y decidimos entrar a un mexicano,
dejando la experiencia de probar sabores nuevos para otro día. Allí pudimos
comprobar la realidad del turismo sexual de la zona, era típico ver en el
restaurante occidentales de sobre 45, 50 años acompañados de jóvenes
tailandesas de apenas 20 años. Una pena.
13 Septiembre 2011
Comienza el día, nos embadurnamos de relex fuerte, comprado
y recomendado para la zona (por suerte no nos hizo falta tomar pastillas para
la malaria, nos bastaba con la vacuna de la hepatitis a y b, la del tétanos y
el repelente) salimos a recorrer la ciudad, no sin antes tomar el desayuno
contratado en el hotel tipo buffet, tenia gran variedad de platos tanto
asiáticos como occidentales, y los huevos o tortilla te los preparaban en el
momento, casi fue una comida en vez de un desayuno. Cogimos el metro ya que la
ciudad es tan grande que es imposible recorrerla andando, y nos dirigimos hacia
el centro. Nos bajemos en la ultima parada, ya que en pleno centro no llega el
metro, y atravesemos el barrio chino. Una vez mas nos quedemos sorprendidos por
la cantidad de puestos y locales con lo mas objetos mas variados que mis ojos
hayan visto nunca. Entre ellos me llama la atención los comercios que serian
como nuestros herbolarios, en los que se pueden observar todo tipo de raíces,
aletas de tiburón y otros remedios utilizados por la medicina tradicional china,
mi mente aun no se cree que este aquí. Una vez mas a todo esto lo acompañaba el
aire repleto de especias, jengibre, pimientas, aroma de pólvora, incienso, etc.
y con una humedad que hacia difícil respirar. También te encontrabas artesanos
trabajando en sus puestos de calle, zapateros, sastres con su maquina de
coser....y montones de motocicletas, tuk-tuk, furgonetas, coches, una ciudad en
pleno bullicio. Abandonamos el barrio chino y entramos en el distrito antiguo
dejándonos ver detrás de un gran muro el Royal Palace, y tras sortear a unos
cuantos conductores de tuk-tuk llegamos a el y descubrimos con sorpresa que no
nos dejan entrar en el porque no vestimos decorosamente (llevábamos piratas por
debajo de la rodilla pero solo puedes entrar con pantalones largos). Como el
hotel esta lejos de la zona, y apenas hay transportes dejamos el plato
principal de la ciudad para el día siguiente, eso si, la entrada esta llena de
tenderetes en los que te venden pantalones, pero decidimos pasar). Planeando
improvisadamente el itinerario del día, se nos vuelve a acercar otro conductor
de tuk-tuk y como novatos terminamos picando. Te da un precio excesivamente
barato y te dice de llevarte a tres destinos que tu eliges, y una vez dentro te
convence para llevarte a tiendas sin sentido donde intentan venderte algo,
primero nos convence para que le hagamos el favor de mostrarnos interesados en
una agencia de viajes, y tras tenernos que inventar un viaje ficticio a zonas
de Tailandia, y hacernos un montón de presupuestos, salimos de allí un poco
enfadados. Se nos pasa un poco cuando nos lleva a visitar un conjunto de
templos llamado Wat Waponat, con un buda gigante en el que nos impresiona de
gran manera, es nuestro primer templo budista que visitamos, y aunque los hemos
visto en televisión nunca es lo mismo. De aquí nos lleva al Golden Temple, uno
de los mas afamados templos de Tailandia y de enorme belleza y de vuelta al
tuk-tuk nos la vuelve a jugar llevándonos a una tienda de confección de trajes.
Es el precio por novatos, a partir de hay aprendemos que al tuk-tuk hay que
decirles no shoping, no stop, pagas mas precio pero no te hacen perder el
tiempo.
Paseamos por la plaza de la democracia, y vemos el Loha
Prasat, antiguo palacio real, el ayuntamiento con la foto enorme del monarca,
tradición de los países asiáticos tener la foto de sus monarcas en todos lados,
el famoso Giant Swing o columpio gigante, ya de noche visitamos el monumento a
Rama VIII, en la plaza de su mismo nombre, y nos dirigimos a cenar al hotel, ya
que los puesto callejeros de comida que es donde ellos comen no nos ofrecen
ninguna garantía, además de que no conseguimos descifrar la mayoría de los
alimentos, aunque algunos si los reconocemos como insectos....
14 Septiembre 2011
Tras nuestra rutina habitual al levantarnos nos volvemos a
dirigir al Gran Palace, esta vez vamos por el Chao Phraya, su rio mas
importante que atraviesa Bangkok con restos de manglares y el característico
color de aguas marrones. En nuestro paseo en el river boat vemos el memorial
bridge, y la silueta del Wat Arun o templo del amanecer.
Ya en la entrada donde los tejados de los templos asoman por
encima del muro, y con nuestros pantalones largos, a pesar del calor pagamos
los 400 bahts que nos piden por la entrada. En el interior todo el recinto era
magnifico, grandes estatuas de guerreros con uniformes asiáticos te dan la
bienvenida.
Los templos como Phra
Mondop con sus estilizadas columnas de oro, Phra Siratana Chedi, Hor Phra
Monthian Pharma, The Royal Pantheon, y un largo etc., a cual mas impresionante,
nos hablan de tiempos en el que los reyes se ocultaban del pueblo con evidente
intención de divinizarse y provocar miedo y admiración al mismo tiempo.
Seguimos la visita viendo el buda esmeralda, el mas venerado de Tailandia y una
maqueta del famoso Angkor Wat que
visitaremos en Camboya. Con la ropo empapada en sudor, es inevitable ya que de
repente el calor se hace mas sofocante y no puedes evitar que tu cuerpo parezca
un grifo abierto, creo que es una experiencia que solo puedes comprender cuando
lo as vivido, no es imaginable con ningún calor que conozcamos en occidente, la
humedad es insoportable. Terminamos de ver el complejo después de unas cuantas
horas y nos dirigimos al Wat Po, donde se encuentra el famoso buda tumbado.
Impresionante figura de mas de 20 metros de largo, cubierto de pan de oro y
piedras preciosas en la planta de los pies.
Ya fuera entramos a
otro de los templos, el del amanecer, al otro lado del Chao Phraya, en su
ascenso por unas empinadas escaleras podemos observar de cerca su recubrimiento
de azulejería, y una vez arriba nos sorprende con unas vistas de la ciudad
antigua con el distrito financiero y sus rascacielos al fondo. Una vez abajo,
que costo lo suyo bajar por esos escalones, nos dirigimos a cruzar el rio para
admirar el atardecer sobre este maravilloso templo. Estamos tan cansados que
decidimos comprar algún plato preparado tailandés y aprovechar la cocina de la
habitación.
15 Septiembre 2011
Hoy después de una noche en la que me picaba horrores el
gemelo derecho, me he levantado con la pantorrilla inflamada y enrojecida, así
que antes de empezar el itinerario de hoy pasamos por una farmacia para que me
de una pomada que me alivie el picor, el farmacéutico, después de ver la
picadura decide darme una pomada con corticoides ya que no le gusta demasiado
el aspecto. Nos dirigimos a visitar el museo de las barcazas reales, no sin
antes visitar el mercado flotante que todavía ponen en uno de los canales de
esa zona. Un regalo para la vista que siempre recordare.
Dirigimos nuestros pasos a Vimanmek Mansión, un complejo
enorme donde visitemos una gran mansión, residencia de verano de la familia
real forrada de madera de teca roja por capricho de la reina, jardines reales,
pagodas, canales, pabellón de caza también en madera y el impresionante
Anantasamakhom Throne Hall, edificio donde estaba el trono real.
Ya fuera entremos en el templo de mármol, el Wat
Benchamabophit, llamado así por ser entero de mármol, con unos jardines
impresionantes jardines. Por una de sus ventanas pudimos observar como los
monjes realizaban una ceremonia budista.
Ya anocheciendo nos acercamos a la zona de Siam, el distrito
donde se encuentran los rascacielos y centro comerciales al estilo occidental y
los jóvenes de la zona visten sus ropas de marca, y se divierten en los lujosos
restaurantes como si de Manhattan se tratara. Aquí paseamos por la zona bajo
sus luces de neón y sus gigantes pantallas con anuncios.
16 Septiembre 2011
Ultimo día en Bangkok, la ciudad nos la hemos pateado
entera, así que aprovechamos para pasar un día mas relajado. Visitamos algún
templo que nos quedaba y realizamos alguna compra de objetos que nos llaman la
atención. Volvemos a coger el barco que navega por el Chao Phraya y nos
despedimos de la ciudad intentando guardar mentalmente todo lo visto y vivido
en estos días, la marcha de los lugares siempre resultan un tanto agridulce.
Para colofón nos vamos a cenar a un lujoso restaurante asiático, donde pedimos
sus sopas de noodles, unos cuantos aperitivos y su famoso pato laqueado, que
saboreamos con palillos, como debe ser en la región.
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